domingo, 26 de octubre de 2014

La tortilla del mal

Alae se echó a la calle para ver qué pasaba, pero en seguida volvió sin nada nuevo que contar. Daba igual que brillase el sol o lloviese a cántaros. Javi volvía a casa exactamente igual: sintiéndose sólo y amargado pensando que su vida no avanzaba.

-      Todo es cuestión de personalidad, Alae, la tuya tiende a ver lo malo de la vida.

Se repetía al menos dos veces al día. Pero es que era incapaz de conocer chicos en la vida real, y cuando surgía alguna oportunidad, se paralizaba y desperdiciaba el momento. Había tenido mala mala mala suerte. Ya pensaba incluso que hay gente cuya personalidad le permite atraer a otras personas lo suficiente como para poder experimentar relaciones sentimentales estables, y otras que estaban incapacitadas para estar en pareja. Pero no porque fueran egoístas, dejadas o insoportables, sino por otras cuestiones mucho más sutiles que se escapaban a los escrutinios de los psicólogos.

Se han escrito miles de historias de desamor y de personas solitarias, pero Alae no creía que fuese a pasar toda su vida sólo, sabía que eso no iba con él. Sin embargo al borde de los 30 la lúgubre idea de la soltería eterna comenzaba a cuajar en su mente como una tortilla del mal.

-       Tú tranqui, si yo no encontré a mi novio hasta los 31, aún te queda tiempo


Pero Alae no se contentaba con esto, y seguía preguntándose por qué.


domingo, 19 de octubre de 2014

Uno de ellos, ÉL.

Entre los chicos de los que Alae se ha enamorado, hay uno que aún le sigue apretujando el corazón cada vez que lo recuerda. No es fácil para Alae olvidar a un chico de mirada felina, pelo castaño rizado en bucles, labios cremosos y una personalidad arrebatadora. Uno de esos hombres nacidos para gustar.

No duró demasiado. Lo conocía desde hace mucho tiempo. Era compañero de facultad de su mejor amigo, y tardó mucho en dar el paso adelante. Era tan apabullantemente perfecto para él, que nunca se le pasó por su cabecita que algo entre ellos pudiera ocurrir. Al principio incluso ni le gustaba. La primera impresión que tuvo del leonino muchacho fue de ser un exasperantemente contestatario vacío con cierta tendencia a la arrogancia.


Con chicos así es con los que se corre el peligro de perder los papeles. Y Alae, sin quererlo, los perdió. Esperó por él, lo trató con paciencia, pero este chico ni su situación laboral y personal hicieron mucho por evitar que todo saliera bien. Resulta que mientras salían, el chico de labios cremosos había comenzado una beca muy exigente, y cuando no estaba trabajando, estaba demasiado cansado para llevar una vida normal de novios.


domingo, 12 de octubre de 2014

“Cerca del amor, casi lo tocó y lo acarició”


Sigue sonando Pedro Guerra.... Lo que faltaba... Alae sabe que no es el único que sufre por amor o por su total inexistencia, pero eso le da absolutamente igual. La sensación de ser incapaz de conocer un chico y que surja la chispa entre ambos cada día le recuerda más al sueño opresivo que tuvo la otra noche. Realmente era una pesadilla, pues una familia gitana le robaba el móvil y para recuperarlo debía casarse con su hija. Sin embargo, el giro dramático (más aún) llegaba cuando el patriarca encontraba las fotos que Alae se había tomado desnudo un día que salió de la ducha y se sentía sexy.

Ese momento álgido acaba con Alae despertando y dándose cuenta de que todo había sido un sueño, pero la que la sensación de opresión era la misma, o incluso peor, porque el causante de la misma es algo sin forma, completamente desconocido. Una angustia compartida con varios de sus amigos pero que no encuentra un consuelo común como cuando dos amigos pierden el trabajo a la vez. Es una pena que no se puede compartir, porque que tu mejor amigo también sea soltero crónico es algo que te hunde más en la miseria.
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      - Nunca llego a San Valentín con novio

- Se queja Saverio a Alae, uno de sus mejores amigos.
    
            -  Es horrible este año, nunca consigo llegar a febrero, como mucho me duran dos meses

-         -  Bueno, olvídate de San Valentín, que ya somos mayorcitos, coño.

-        -   ¿Por qué no encontramos el amor Alae? Somos “guapos”, jóvenes, majos, cultos, divertidos, sociables. ¿Qué falla?

-         -   Me temo que por ahí no van los tiros. Es el gran misterio de la vida.

          - ¿Realmente las parejas que existen viven plenamente convencidas de su amor?

-          - Eso parece. Aunque imagino que habrá altibajos, como con las cosas importantes en esta vida. Esto es una   molestia crónica, a veces dolerá más, sobre todo en los días de lluvia, otros, será tan llevadero que ni te      acordarás.


-         -  Pues con lo que llueve donde vives, tiene que ser un puto coñazo.


-        -  Lo mejor es intentar sedar los sentimientos y tirar para adelante. No queda otra.

domingo, 5 de octubre de 2014

Brócoli


Los arboles del brócoli se subdividen en otros árboles, también de brócoli, más pequeños. Es lo único coherente que le venía a la mente cuando miraba el plato, justo antes de pinchar con el tenedor uno de esos arbustillos que ni con toneladas de pimienta y orégano dejaban de resultar insípidos. Alae no estaba familiarizado con el brócoli. Sabía de su existencia pero nunca había tenido una experiencia directa con ello. Sin embargo ahora que estaba independizado, los había visto de oferta en el supermercado y no pudo evitar sentirse sano y ahorrador al llevárselos a casa.


Alae quiere ponerse en forma. No es que sea un chico feo y rechoncho, pero no está contento con su figura. Es algo que lleva arrastrando desde que tenía quince años. Nunca ha sido capaz de estar tan sexy como a él le gustaría. Siempre ocurría algo: o estaba de exámenes, o estresado por el trabajo, o tenía problemas con algún chico, o simplemente estaba deprimido por uno de los mil pensamientos acerca de su vida que regurgitan en su mente. Siempre fue muy dado a la autocompasión, y desde muy pronto se dio cuenta de que ese no era el camino. Pero nunca fue capaz de cambiarlo. Ahora está haciendo ejercicios mentales para salir de ese atolladero en el que suele caer, pero el brócoli no ayuda demasiado.


Está sonando Daniela de Pedro Guerra, una canción que lo sumerge en un baño de recuerdos. Sin ser muy fan de Pedro Guerra, que en ciertas ocasiones puede dormir hasta al más empastillado, Alae estaba enamorado de algunas de sus melodías, como la de Daniela que suena a derrota, nostalgia y ungüento para aliviar dolores. Una canción de esas perfectas para el victimismo y la autocompasión. - Hoy no hay de eso, hoy somos fuertes y tenemos un futuro brillante que empieza ahora mismo. Repetir semejante frase era el mantra de Alae cada vez que le nublaba la vista una oleada de “drama vital”. - Todo esfuerzo tiene su recompensa. ¡Jajajajaja! Menuda idea es esa.

Creer en la justicia divina, o el karma es algo que ayuda al ser humano a quedarse más tranquilo y tener esperanza ¡pero cuántos han muerto sin justicia y sin felicidad! Ahora suena Cerca del amor, otra canción de Raíz, el disco que Pedro Guerra publicó en 1998. Un año duro para Axier, con trece años sufrió una pérdida de la que parece que aún no es consciente. Pero eso es un tema demasiado complejo para traerlo a su mente. Ya tiene bastante con el brócoli, que encima pica porque se ha pasado con la pimienta.